Ya empieza
a conocerse bien, o al menos mejor. Ya no es la profesión ultra desconocida de
hace años. El acompañamiento al empleo, ya nos suena, la orientación laboral
está casi en la cotidianidad. Pero seguramente la mayoría de las personas no
conocen en profundidad a la figura del técnico de empleo.
Y no me refiero a cuáles son sus funciones, o cuales han de ser sus competencias, o qué
perfil es el adecuado. Sino a la persona que hay detrás del técnico de
orientación y acompañamiento al empleo. En primer lugar, le vamos a cambiar la
terminación, porque el 90% son orientadorAs, ese dato ya nos acerca un
poco más a la figura real de la que quiero hablaros. Pero, sobre todo, a las
que quiero mostrar agradecimiento.
Gracias,
porque tu papel no es, como muchas piensan, tres tutorías, un currículum y cuatro
sesiones grupales. Es mucho más. Gracias por la integralidad.
Gracias,
orientadora, porque tu primera sesión es a menudo la catarsis de una
vida a la deriva, real o magnificada, que has de contener y calibrar, que
sostienes con destreza para que no se desmorone, y que, en medio del huracán,
has de reconducir hacia la esperanza.
Gracias,
porque desde ese momento estás haciendo terapia (entiéndase el término alejado
de la clínica), pero sí en muchas ocasiones cubriendo un servicio que debería
venir dado como derecho ciudadano y que ejercemos otras figuras con la templanza
que da la experiencia.
Gracias
por la inquietud con la que esperas si vendrá o no la segunda sesión… si vuelve
¿algo fue bien?, y si no, ¿dejadez o insuficiencia?
Gracias
por la sonrisa de recibimiento. No, no es tan habitual. Sí, es muy
necesaria. Puede cambiarlo todo.
Gracias
por diseñar sesiones de intervención grupal que despertarán sueños y
renacimientos, que recuperan la chispa interior, que tejen redes irrompibles,
que infunden (auto)confianza, empujan a la sonrisa, recuerdan esencias, cambian
miradas, devuelven las ganas de hacer y ser, y dibujan futuro. Gracias por
hacer todo esto, muchas veces, después de cenar o el sábado por la tarde…
Gracias
por apostar por aquella persona que hasta a ti te da miedo que abandone,
pero a quien transmites tu entera confianza, para que se enganche a través del
vínculo y triunfe gracias a su esfuerzo y talento, del que ni era consciente.
Gracias
por la lupa que facilitas a las personas empequeñecidas, mediante la
cual consiguen verse, verse mejor, verse más, verse real, crecer, ser.
Gracias
por seguir buscando acciones formativas que tengan algo de innovadoras,
algo de motivadoras, algo de futuribles, algo de accesibles… para que le sirva,
le cualifique, le capacite, le brinde oportunidades.
Gracias
por esperar hora y media en una sala o un pasillo, hasta que te recibe una persona
en una empresa a la que has de convencer de todo lo anterior, y
conseguir que te lo compre, que crea en ello, que nos acompañe. Gracias por
hacerlo sacrificando tu conciliación.
Gracias
por la llamada maternal cuando te avisan en la empresa que alguien no ha
asistido a las prácticas, y das la cara por esa persona, mientras por la otra
línea le pegas un rapapolvo que tumba cualquier excusa.
Gracias
por la incesante búsqueda de posibilidades, por las llamadas infinitas cazando
oportunidades, por diversificar opciones por si acaso.
Gracias
por ESA llamada: mañana tenemos entrevista.
Gracias
por ESA llamada: Has sido seleccionada.
Gracias
por esos días en lo que piensas: no llego. Y coges aire, y piensas “Por ell@s,
sigo”. Y a veces cuesta un enfrentamiento personal, un restar tiempo a ‘lo otro’,
un anochecer en la oficina. Pero, por ell@s, sigues. Es la diferencia entre
profesión y vocación.
Gracias
por hacerlo todo al módico precio de los salarios en el ámbito social… porque
claro, todo lo anterior, que tiene como consecuencia, “simplemente” cambiar
vidas, no se puede comparar a otros rangos salariales industriales o financieros,
porque par favar, lo social, da gracias que es remunerado, calla ya.
Gracias
por la resiliencia, que está muy de moda ahora, pero nosotras la
conocimos hace mil. Nos la enseñaron nuestras persona beneficiarias.
Gracias
por la gestión, que nos come, nos come, y cada vez parece que ocupa más,
restando espacios al alma de la ocupación. Hace posible que sigamos,
pero, ¡ay!, como cuesta, como limita, como restringe. A ver si la dichosa transformación
digital nos aporta algo en esto 😊
Y gracias
por la ternura, la adaptabilidad, la frescura, la ilusión, la fortaleza, la
alegría, la empatía, el valor, las risas, las lágrimas, el abrazo laboral, el
personal, el guiño valiente, el ver más allá, el empuje, la improvisación, el apoyo,
… el acompañamiento incondicional.
Gracias
por elegir, o dejaros elegir, por la profesión que ensancha el alma de
todas las partes implicadas. Por hacer que TODO ENCAJE.
Lo que haces, marca la diferencia.