martes, 23 de julio de 2019

TU IMPRONTA ES TU MARCA

Tranquis, este no es un artículo sobre marca, ni personal ni otra. O sí, pero no pretende serlo.

Es un post sobre emociones, como es habitual.

Las emociones que generas en otros. ¿Y otros en ti? Tal vez.

Y sí, vuelvo a hablar de profesionales del empleo. Orientadoræs principalmente. Y de otras personas importantes.




Suelo tener muy presente la frase de la artista y activista Maya Angelou: “La gente olvidará lo que dijiste, lo que hiciste, pero nunca olvidará cómo la hiciste sentir” porque la primera vez que la leí, entendí muchas cosas. Entendí, en primer lugar, que era absolutamente cierta. Entendí que la perfección de unos contenidos, también está en cómo los transmitas, y comprendí que no puedes aportar valor a otros si no crees desde el fondo de tu alma en aquello que les estás contando.

Puedes ser una persona exitosa, hacer charlas, vender libros, acumular likes a miles… pero todo será efímero, y lo más grave, intrascendente para ti y para el mundo, si no has generado emociones significativas. Y ojo, porque es fácil provocar sensaciones impactantes momentáneas. Pero emociones significativas… es otra cosa.

Nunca olvidarán cómo les hiciste sentir. Esa es la clave. Esa es tu impronta. Y sabes que una verdad es verdad cuando te pones al otro lado, y recuerdas quién te ha hecho sentir qué y cómo. Y cuando lo cuentas, suele empezar con algo como: no recuerdo exactamente lo que dijo, pero me sentí... fenomenal/estupefacta/entusiasmada/fatal/impactada. Ahí lo tienes. Y si recuerdas exactamente lo que dijo, es por cómo te hizo sentir aquello.

La impronta. Mi madre era la matriarca de mi familia extensa. Era una mujer de carácter, con un gran sentido del humor pero también de mucho mal genio que decíamos antes, muy vehemente e histriónica; e increíblemente generosa, en lo personal y en lo social. Y muy, muy matriarca. Falleció hace cuatro años, tras 17 de estar muy limitada vitalmente. Por su estado de salud, la mayoría de los familiares que regresaban de visita a nuestra ciudad desde lejos, por aquello de la fuga de talentos, una de las primeras cosas que hacían era pasar por su casa a visitarla. Allí reíamos, nos reñía por algo, la vacilábamos... nos juntábamos algunos un rato. Tras cuatro años sin ella, una de las primeras cosas que siguen haciendo nuestros familiares, es pasar por esa casa. Ahora vivo yo. Es mi casa, pero es su impronta.

Nunca olvidarán cómo les hiciste sentir.

Hace tres años, mientras intervenía en orientación y acompañamiento al empleo mediante itinerarios personalizados de inserción, desarrollé una actividad de la que he hablado en numerosas ocasiones, La fuerza de una imagen, en la que, mediante unas sesiones de fotos y un montaje audiovisual, les hicimos ver a unos cuantos jóvenes todo lo positivo que proyectan. La actividad en sí, fue una pasada. Os aseguro que nunca olvidarán lo que les hicimos sentir. Pero igualmente, no se puede entender como una acción aislada, sino como culminación de un recorrido de muchos meses de trabajo. Las personas protagonistas no fueron elegidas al azar ni mucho menos, y no se hubiera alcanzado el objetivo que tanto nos emocionó, si no hubiera habido detrás todo un camino recorrido juntos en el que también se les acompañó a sentir. Eso es lo que marcó el punto de inflexión que fue esta actividad: estábamos sembrando sobre campo arado y no lanzando semillas a ver si alguna germinaba. Y probablemente habían olvidado muchos conceptos de los talleres previos y pautas de las sesiones de orientación, pero habían aprendido a mirarse de otra forma, y no olvidarían cómo eso les hace sentir. Eso es lo que recordarán. Cuando presenten su candidatura, cuando hagan una entrevista. Eso también es orientación. Es seguridad, es crecimiento, es emoción. Es, de hecho, fundamental.

Es cada vez que te dicen “tú me lo enseñaste”, y por más que repasas tus índices de contenido, eso no venía. Pero es que lo aprendió en el cigar del descanso con la charla informal, o mientras hablabas de otra cosa que por asociación de ideas le hizo entender. Nunca olvidarán cómo les hiciste sentir. Y tú, nunca olvidarás cómo te hicieron sentir con cada “tú me lo enseñaste”. Droga dura. Respira, que no se note que te explota el orgullo por dentro, no vaya a parecer amor propio, y te tiemble el labio al intentar hablar. Porque tu impronta les ha dejado huella, pero lo que nunca sabrán es que cada uno de ellos y ellas, cada historia, cada avance, cada guiño, cada risa compartida, cada abrazo inesperado… han dejado en ti mucho más que un recuerdo entrañable. Porque olvidarás lo que dijeron, lo que hicieron, pero nunca olvidarás cómo te hicieron sentir.

4 comentarios:

  1. Guau!!!! Es impresionante como lo has descrito, como impresionante es el trabajo que hacéis día a día. He podido ver el vídeo del reportaje fotográfico y se me ha puesto la piel de gallina!!! Bravo!!!

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    1. Gracias de corazón! Por pasarte, por comentar, por echarle un ratito al vídeo! Una alegría que te guste!

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  2. Maravilloso Lara, maravilloso escrito y maravillosa mujer!!! Gracias por hacer sentir desde el corazón😘

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    1. Muchísimas gracias, es la ún ica manera en la que entiendo este trabajo. Un saludo!

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