domingo, 20 de agosto de 2017

¡NI NETGUORKIN NI NETGUORKAN!


Para ser innovador, no es estrictamente necesario ir de listómetro. Escucha atentamente antes de hablar. El discurso unificado para todo oyente / busca-empleo es un error más común de lo que pensamos. Analiza a tu audiencia.

En la línea continua que se dibuja desde el desempleo a la ocupación laboral, sobre la que se sitúan, cercanos pero diferentes, la orientación laboral y la gestión de recursos humanos, aparecen una serie de pautas y recursos que tendemos a estandarizar, y que realmente no son ajustables a todas las personas que buscan trabajo.

Desde el ámbito de los recursos humanos, parte la versión más glamurosa (entiéndase el guiño cariñoso) de la búsqueda de talento y el encaje perfil-puesto. Y desde la orientación socioprofesional, y escuchando lo que se demanda desde el otro lado, acompañamos a las personas hasta la puerta de los procesos de selección y el mantenimiento del empleo. En ambos procesos, últimamente, parece que cuantos más tecnicismos usamos, a ser posible de origen anglo parlante, más profesionales somos, sin darnos cuenta que muchas veces, para entrar en faena, el actor debe adaptarse a su público.

Visto desde la orientación, esto de traduce en:

- Cuando trabajas con jóvenes de baja cualificación, puedes hacerles ver la importancia de mantener viva la red de contactos, de seguir en comunicación con compañeros y compañeras de trabajos anteriores o de cursos de formación, de escribir en redes sociales de vez en cuando al formador de aquel taller, etc. Pero si de entrada les vacilas con la tarea de hacer networking, es fácil (o difícil) imaginarlos llegando a casa y diciendo, - Mamá, he quedado con unos colegas pa lo del networking, y la madre, como el título, contestando – ¡Ni netguorkin, ni networkan!

- Si trabajas en orientación con un colectivo tan rico como complicado como es el de desempleados mayores de 45, será muy motivante que conozcan la experiencia de personas que, estando en su misma situación, consiguieron superar la adversidad y hacerse de nuevo un hueco en el mundo laboral; es seguro que será incentivador y empoderante ese compartir experiencias, pero si les entras con aquello de -vamos a hacer una sesión de mentoring, veréis qué bonico!, igual pierdes su atención porque se sienten poco entendedores de qué va la vaina.


- De la misma manera, y pensando en más colectivos a los que se intenta dar servicio de manera específica, si nos dedicamos a la atención a mujeres alejadas del mercado de trabajo, y queremos transmitirles la relevancia del entrenamiento en competencias personales, profesionales y situacionales, pero se lo anunciamos con la todopoderosa etiqueta del coaching, presumo que no lograremos que llegue el mensaje deseado, o que lo confundan con otro tipo de intervención, dado lo desvirtuada que está ya la palabrita. Lo bueno es que es una risa como intentamos cada uno pronunciarlo, hay para todos los gustos.

- Pensemos también, por ejemplo, en las personas desempleadas provenientes de sectores en “crisis”, y de cómo debemos inculcar en ellos que se tomen en serio su marca personal, la huella que dejan profesionalmente, la imagen laboral que proyectan. Podemos afrontarlo desde ese enfoque de autoconocimiento y proyección de imagen profesional, o encasquetarles las teorías y pautas del personal branding y que flipen.

Y tú y yo sabemos que podríamos continuar esta lista desajustada de personas y palabros, pero creo que la idea se entiende. La mayoría de los técnicos de orientación al empleo no hacemos headhunting, ni outplacement, ni trabajamos con titulados superiores o altos cargos en busca de nuevos horizontes.

No busco detractar el uso gratuito de anglicismos en nuestro sector, de eso ya se han escrito ríos de tinta, sino más bien, seleccionar el entorno de su uso y la correcta aplicación del sentido y significado. Que entendamos que NO todo vale para todos. Que la materia que he interiorizado en el último seminario o curso de especialización al que he asistido, NO es válida para todas las personas que atienda a partir de ese momento. Que se puede ser innovador sin ser repelente, vamos.

Que mantenerme actualizada como profesional no pasa por usar TODO lo que conozco SIEMPRE, sino en usarlo bien, aplicarlo en tiempo y forma adecuados, y nunca perder de vista lo más importante: las personas (cada una de ellas) que tengo delante esperando esperanza, valga, por supuesto, la redundancia.




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