Llevo años apostando por el mindset digital. Lo defiendo, lo divulgo, lo aplico. Creo profundamente en la necesidad de adaptar la orientación al presente, de incorporar lo digital desde una mirada crítica, ética y transformadora.
Pero también creo que hay cosas que no son negociables. Y
una de ellas es esta: buscar empleo no debería parecerse a una gincana.
La búsqueda de empleo como videojuego absurdo
A veces da la impresión de que estamos entrenando a las
personas para superar un circuito de obstáculos, como si se tratara de un
videojuego en modo supervivencia. Y lo peor es que muchas veces somos nosotras
mismas —las personas que orientamos— quienes reforzamos esa narrativa.
Una especie de gincana laboral donde todo se reduce a pasar
pantallas:
🎮 Primera pantalla:
descifra el algoritmo del portal de empleo. Apúntate el primero, no, mejor el
último, burla killer cuestions, esquiva requisitos mínimos.
🎮 Segunda pantalla:
redacta tu CV como si fueras un experto en ATS. Mejor texto plano. No, mejor
visual. No, mejor haciendo el pino, en Canva, con IA y con colores verde
aguamarina de pantone de mis… narices.
🎮 Tercera pantalla: pide
ayuda a la IA para sonar más profesional. Pero que no se note, o sea, usa la IA
y luego otra IA que te asegure que no parece IA.
🎮 Cuarta pantalla: simula
autoconfianza y contesta exactamente lo que esperan oír. Pero siendo tú, o sea,
no tú, pero sí súper tú. Tú ciclado.
🎮 Quinta pantalla: supera
una entrevista grabada con límite de tiempo, sin nadie al otro lado. Natural
pero profesional, fondo neutro pero que te represente, habla a cámara pero como
si fuera una persona, no te toques el pelo, a no ser que eso sea tu gesto
diferenciador.
🎮 Bonus extra: diseña una
marca personal que no se parezca a ti, pero que impacte en 3 segundos. Bueno,
que se parezca bastante, que ya to quisqui es experto. Sé tú mismo pero como yo
te diga.
Y si te equivocas… Game Over.
Reinicia. Repite el truco. A ver si esta vez pasas.
Este enfoque, que convierte la búsqueda de empleo en una
carrera de obstáculos artificiales, desvía el foco de lo importante: quién
eres, qué ofreces y cómo puedes aportar valor desde tu autenticidad.
- Usar IA para parecer más profesional.
- Aprender a decir lo que quieren oír.
- Dominar el arte de parecer perfecta.
Estos son los mensajes que muchas personas en búsqueda de
empleo reciben día tras día.
Y no, no estoy en contra de conocer el contexto, ni de
adaptarse con inteligencia a los procesos de selección. Claro que hay que
enseñar herramientas, interpretar el entorno, moverse con soltura en lo
digital. Pero eso no puede sustituir lo esencial.
Porque el objetivo no es que alguien aprenda a parecer
empleable, sino que recupere su confianza y sepa transmitir su valor con
claridad, dignidad y sentido.
Y no olvidemos que, nos guste o no, como profesionales
del acompañamiento al empleo estamos en una posición de poder. Las personas
a las que acompañamos nos ven como referentes, como quienes saben algo que
ellas no saben. Eso hay que manejarlo con muchísima sabiduría, para que no se
convierta en una relación jerárquica del tipo “yo te doy instrucciones y tú las
ejecutas”. Como diría el tío de Spiderman: un gran poder conlleva una gran
responsabilidad.
La psicopatía informativa también es violencia digital
LinkedIn se ha llenado de mensajes alarmistas y
contradictorios:
“Si no haces esto, estás fuera.”
“Si cometes este error, nunca te van a llamar.”
“Este es el truco definitivo para ser contratada.”
Directrices, mandamientos, tareas a ejecutar... como si las
personas desempleadas fueran soldados que deben rendir a cada instante o serán
descartadas.
Eso no es acompañar. Eso es basura mental.
Y en una situación de dificultad psicológica y económica, puede ser devastador.
Hay profesionales que se dejan arrastrar por el
sensacionalismo porque da likes, porque alimenta el ego, porque genera
repercusión. Pero no aporta valor. Solo ruido. Y a veces, daño.
La mayoría no son profesionales de élite reinventándose
También conviene recordarlo: el 90% de las personas a las
que acompañamos no tienen dobles titulaciones ni másters, ni vienen de una
trayectoria profesional brillante en grandes consultoras.
No están haciendo outsourcing. No están explorando el
siguiente reto de su carrera.
Están intentando llegar a fin de mes sin perder la
autoestima por el camino. Están tratando de sostener su identidad
profesional mientras el mercado les da la espalda. Están, muchas veces, en
situación de vulnerabilidad. Y eso las hace permeables, sensibles,
impresionables.
Por eso, cada vez que una persona profesional alza la voz
en redes sobre temas de empleo, tiene una responsabilidad inmensa. No por
censura, sino por conciencia. Por ética.
Antes de publicar, deberíamos preguntarnos:
“¿Esto lo digo por ego o porque puede ayudar de verdad?”
Esto no es orientación: es terrorismo emocional
En los últimos tiempos veo perfiles en varias redes sociales
que un día publican una receta sabrosa con tofu y aguacate, al siguiente
comparten consejos sobre fondos indexados y al día siguiente dictan sentencia
sobre lo que debes hacer si no quieres ser expulsado del mercado laboral.
Y esto no es diversidad de intereses. Esto es caos
disfrazado de contenido.
Una persona en desempleo que aún no ha desarrollado un
criterio firme para filtrar lo que consume puede salir dañada. Porque cuando no
sabes a quién escuchar, acabas escuchando a quien más ruido hace.
Y eso no es orientación. Es terrorismo emocional.
Manolo de la zapatería Manolo
Y hay algo más que solemos olvidar:
⇨ Quien
toma la decisión de contratar no siempre es una multinacional con IA y
entrevistas por competencias.
⇨ A menudo es Manolo, de la zapatería Manolo, o Ana, la encargada de una tienda de barrio, o el dueño de un pequeño taller o comercio. Para Manolo, una ATS sigue siendo una auxiliar de enfermería de toda la vida (si pillas esta referencia, toca mamografía, compañera).
En España, las pymes y micropymes representan el 99,8 % del tejido empresarial y
generan más del 60 %
del empleo total.
¿De qué sirve preparar a las personas para parecer
impecables ante un algoritmo si luego quien las recibe busca cercanía,
confianza y sentido común?
Por eso es tan importante acompañar a las personas a
transmitir lo que son, no a interpretar un personaje.
Ayudarles a contar su historia con fuerza, no a memorizar un discurso.
A conectar desde lo real con quien tienen delante.
Porque a veces quien decide si te contrata no busca
perfección, sino humanidad.
Back to basics
Volvamos a lo esencial.
Volvamos al corazón de la orientación.
A lo que nunca deberíamos haber dejado atrás.
·
Enseñar herramientas, sí.
·
Acompañar el salto digital, claro que sí.
·
Pero sobre todo: sostener la brújula interior
de quien busca.
Porque buscar empleo no es una gincana.
Y orientar no es repartir trucos de magia profesional.
Orientar es recordar a una persona cuánto vale cuando lo ha
olvidado.
Es ayudarle a traducir su valor con honestidad y coherencia.
Es abrirle espacio para que su voz propia —no la prestada— sea la que brille.
Menos pantallas que superar.
Más procesos que acompañar.
Menos disfraces.
Más verdad.
PD: Todo el tema de la confusión entre “asesoramiento en
procesos de selección” y “orientación laboral” daría para otro artículo. Y lo
tendrá. Porque es importante decirlo.
Grande Lara.... todo dicho ya en LinkedIn.... vuelta a lo esencial....
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