Para ser innovador, no es
estrictamente necesario ir de listómetro. Escucha atentamente antes de hablar.
El discurso unificado para todo oyente / busca-empleo es un error más común de
lo que pensamos. Analiza a tu audiencia.
En la línea continua que se
dibuja desde el desempleo a la ocupación laboral, sobre la que se sitúan,
cercanos pero diferentes, la orientación laboral y la gestión de recursos
humanos, aparecen una serie de pautas y recursos que tendemos a estandarizar, y
que realmente no son ajustables a todas las personas que buscan trabajo.
Desde el ámbito de los recursos
humanos, parte la versión más glamurosa (entiéndase el guiño cariñoso) de la
búsqueda de talento y el encaje perfil-puesto. Y desde la orientación
socioprofesional, y escuchando lo que se demanda desde el otro lado,
acompañamos a las personas hasta la puerta de los procesos de selección y el
mantenimiento del empleo. En ambos procesos, últimamente, parece que cuantos
más tecnicismos usamos, a ser posible de origen anglo parlante, más
profesionales somos, sin darnos cuenta que muchas veces, para entrar en faena,
el actor debe adaptarse a su público.
Visto desde la orientación, esto
de traduce en:
- Cuando trabajas con jóvenes de baja
cualificación, puedes hacerles ver la importancia de mantener viva la red de
contactos, de seguir en comunicación con compañeros y compañeras de trabajos
anteriores o de cursos de formación, de escribir en redes sociales de vez en
cuando al formador de aquel taller, etc. Pero si de entrada les vacilas con la
tarea de hacer networking, es fácil (o difícil) imaginarlos llegando a casa y
diciendo, - Mamá, he quedado con unos colegas pa lo del networking, y la madre,
como el título, contestando – ¡Ni netguorkin, ni networkan!
- Si trabajas en orientación con un
colectivo tan rico como complicado como es el de desempleados mayores de 45,
será muy motivante que conozcan la experiencia de personas que, estando en su
misma situación, consiguieron superar la adversidad y hacerse de nuevo un hueco
en el mundo laboral; es seguro que será incentivador y empoderante ese
compartir experiencias, pero si les entras con aquello de -vamos a hacer una
sesión de mentoring, veréis qué bonico!, igual pierdes su atención porque se
sienten poco entendedores de qué va la vaina.
- De la misma manera, y pensando
en más colectivos a los que se intenta dar servicio de manera específica, si
nos dedicamos a la atención a mujeres alejadas del mercado de trabajo, y
queremos transmitirles la relevancia del entrenamiento en competencias
personales, profesionales y situacionales, pero se lo anunciamos con la
todopoderosa etiqueta del coaching, presumo que no lograremos que llegue el
mensaje deseado, o que lo confundan con otro tipo de intervención, dado lo
desvirtuada que está ya la palabrita. Lo bueno es que es una risa como
intentamos cada uno pronunciarlo, hay para todos los gustos.
- Pensemos también, por ejemplo, en las personas desempleadas provenientes
de sectores en “crisis”, y de cómo debemos inculcar en ellos que se tomen en
serio su marca personal, la huella que dejan profesionalmente, la imagen
laboral que proyectan. Podemos afrontarlo desde ese enfoque de autoconocimiento
y proyección de imagen profesional, o encasquetarles las teorías y pautas del
personal branding y que flipen.
Y tú y yo sabemos que podríamos
continuar esta lista desajustada de personas y palabros, pero creo que la idea
se entiende. La mayoría de los técnicos de orientación al empleo no hacemos
headhunting, ni outplacement, ni trabajamos con titulados superiores o altos
cargos en busca de nuevos horizontes.
No busco detractar el uso
gratuito de anglicismos en nuestro sector, de eso ya se han escrito ríos de
tinta, sino más bien, seleccionar el entorno de su uso y la correcta aplicación
del sentido y significado. Que entendamos que NO todo vale para todos. Que la
materia que he interiorizado en el último seminario o curso de especialización
al que he asistido, NO es válida para todas las personas que atienda a partir
de ese momento. Que se puede ser innovador sin ser repelente, vamos.
Que mantenerme actualizada como
profesional no pasa por usar TODO lo que conozco SIEMPRE, sino en usarlo bien,
aplicarlo en tiempo y forma adecuados, y nunca perder de vista lo más
importante: las personas (cada una de ellas) que tengo delante esperando
esperanza, valga, por supuesto, la redundancia.
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