No creo en el uso de
herramientas digitales porque sí.
¿Pero bueno, qué le pasa a la friki? ¿Se ha desfrikeado?
No. Quiero que me entendáis
bien.
Este mensaje va, sobre todo,
para quienes trabajáis en el ámbito
social.
Para quienes acompañáis, orientáis, cuidáis, intervenís… en realidades
complejas donde lo humano está (o debería estar) en el centro.
No creo que haya que usar
herramientas digitales sí
o sí, sin un fundamento, sin un criterio, sin una visión
estratégica, sin un para
qué.
Por eso no he hablado mucho de
inteligencia artificial.
Por eso, de momento, la
considero lo que es: una
herramienta.
Sin ninguna duda está cambiando nuestras vidas —y mucho más que lo va a hacer—,
y hay que saber aplicarla al ámbito social. Y no te digo ya al sociolaboral…
Pero ahora mismo sigue siendo una tecnología en pañales, que a veces alucina, que a
veces inventa cosas...
Y que, eso sí, nos ayuda
muchísimo en el día a día: a automatizar procesos, a ahorrar
tiempo, a optimizar tareas. A orientar, por supuesto.
Pero para mí, hay algo aún más
importante.
Lo que ocurre antes.
Antes de pulsar “Enter”. Antes de entrenar un modelo o generar un contenido.
Ese antes es como cuando, en agricultura, se
prepara la tierra para que la cosecha sea fértil.
Porque si no hay tierra fértil, da igual cuántas herramientas tengamos.
Y ojo, eso no significa que no
se aprenda también desde la práctica.
Claro que sí. A veces el ejemplo, el uso consciente, la exploración compartida
de una herramienta puede abrir puertas, generar confianza, despertar
curiosidad.
Pero siempre desde ahí: desde una base sólida, desde un para qué claro, desde
un enfoque con sentido.
Y esa tierra fértil es el mindset digital.
Es la actitud digital.
Es la mirada crítica.
Es el criterio.
Es la ética profesional
digital.
Es saber discernir para qué usamos lo que usamos. Y para quién.
Y qué impacto tiene.
Ese “antes” es en lo que yo
puedo acompañarte.
Ese “antes” es en lo que propongo trabajar.
Porque cuando eso está claro,
el uso de herramientas no es un sobreesfuerzo ni una tendencia obligada que nos
arrastra:
es simplemente una consecuencia
natural.
Por eso hablo de competencias sociodigitales
cuando me refiero a las habilidades que necesita quien, desde lo social,
acompaña a otras personas en su crecimiento digital con un propósito claro: su inclusión social y/o laboral.
Porque no se trata de aprender
a usar una herramienta…
sino de preparar la
tierra.
La tierra que permite que cualquier tecnología, por disruptiva que sea, genere impacto con sentido.
Si tienes instalados el mindset
digital y la actitud digital, acogerás con curiosidad y cariño todo lo que
venga a reforzar tus quehaceres y facilitar tus tareas.
Repito: ahí es cuando el digitaleo será consecuencia
natural.
Y te molará mucho más.
No a ti, que estás leyendo esto
asintiendo…
a tu compi, la que “no termina de”.
Pásaselo. O menciona, si acaso tiene LinkedIn…
También a la persona responsable
de “formar y actualizar” al personal técnico: haz de tu equipo terreno
cultivable.
Porque sembrar en tierra árida
no agarra.
Y no se trata de hacer formaciones de herramientas digitales porque sí,
ni de llenar la agenda con acciones random, sueltas o desconectadas,,
sino de sembrar con propósito, criterio y sentido.
Para que lo digital, en lugar de atascar, acompañe y potencie.
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