Utópica. Ingenua. Idealista (sin
puntocom). Jipi. Ilusa. Soñadora. Ya se te pasará. Ya está con sus cosas. La
kuki.
Todo eso y mucho más. Mucho
tiempo. Todo el tiempo. Desde que tengo memoria. Casi me lo llegué a creer. ¿A ti
te lo decían? Que estabas loca, que eras rara, que no eras realista, que
demasiado sensible, que demasiado fe en la humanidad. Casi me lo creo. Menos
mal que no.
Todas las personas que te dicen
eso, no han hecho nunca, nada, que les haga sentir que están marcando la
diferencia. Que han cambiado una vida. Que dejan alguna huella de mejora en el
mundo. Nunca. Por eso quieren que tú tampoco, que tú nunca, que tú nada. Pero
tú no eres tampoco, ni nunca, ni nada. Tú eres vamos, hagamos, cambiemos. Tú
llevas en el alma el cambio social. ¿Y sabes qué? Es imparable.
Es invencible, es superlativo. Lo
tienes, y sale, ya veremos cómo. Es inexpugnable, es inevitable, es fuerza de
huracán, huracanes que se buscan, se encuentran, que arrasan la desidia,
desatan ciclones de transformación, de avance, de sonrisa proyectada, de abrazo
ante el agravio. A veces amaina, en ti, la intensidad del impulso. Descansas,
respiras, vuelves. Es lo que eres. En ocasiones quisieras no serlo. Da igual,
eres irremediable, necesaria, cíclica y enérgica. Sigues.
Leí una vez “que todo lo que pase
a través de ti, se transforme”. Nadie te habla de cómo te transforma lo que se
transforma. Del famoso aleteo de mariposa que acaba en tifón-bumerán, que te
vuelve: facilitaste una chispa, y hoy arde el alma de un mundo. Calor de la
llama del hogar común. Llevabas en el corazón a fuego el cambio social.
Solo podía prender, aprender, aprehender. Pólvora vital, irremisible,
inquebrantable.
Desde tu cuarto, tu barrio, tu
curro o tu gerencia. Cambiarás el mundo porque cambias un micromundo; porque tu
poco es mucho, porque mucho se hace con miles de pocos. Porque somos más de lo
que imaginas, y, sobre todo, más de los que imaginan. Porque empezamos a
reconocernos y a mirarnos a los ojos, y ya no hay miedo, ni pudor, ni duda, ni
“bah, ¿para qué?”, ni soledad desgarradora de quien desagua un barco a dedales.
Porque llevamos el cambio social en las entrañas, y acompañamos en la
mejora de caminos vitales que cambian el mundo; Aunque suene pretencioso,
aunque suene autocomplaciente. Es lo que hacemos. ¿Tú no? ¡Ah! Haber elegido
susto.
Cómo me ha emocionado leer tus palabras. Las hago mías. Gracias
ResponderEliminarMuchas gracias compi!! Un abrazo enorme :)
Eliminar