Es la vida. Es normal. Pero
cuesta, y duele. A veces duelen sin más los pies de simplemente caminar.
Esperas que sea otra racha, que se
normalice, que mejorará, que mejorarás, ¿cómo va a ser siempre así? No es
viable. Y confías. Confías en que llegará, llegará la oportunidad, la ocasión,
el sueño cumplido, tu momento, el cambio, la circunstancia favorable, la
coyuntura adecuada. Ese hilo de fantasía hacia la luz vital de mejora, es la única
conexión con la continuidad hacia delante, lo que sigue haciendo lineal de fondo lo que de
forma es laberíntico.
Y ves pasar el tiempo, que pasa lento, muy lento, pero cada vez te
atropella más la urgencia,
porque pasa lento, pero cada año vuela, y cada uno de esos años, es un piedra
más en el camino del objetivo, una pesada carga que nos han contado que hay que
disimular, borrar, transmutar, esconder, que no se note que ha pasado el tiempo
y no lo has conseguido. Sobre todo, que parezca que estás bien, aunque te pudra
por dentro la dolorosa inercia y la cruel insuficiencia.
Observas. Increíblemente, todos llegan,
lo alcanzan, les ocurre, lo propician, lo precipitan, les acontece… llámalo
X. Lo consiguen. Gente que amas, y gente
que no conoces. Por unos te alegras, de algunos te sorprendes,… de TODOS te
preguntas qué hicieron diferente
a ti. Qué es lo que haces mal, lo que eres mal, lo que tienes
mal, lo que entregas mal, ¿qué es lo que está mal?.
Y te elogian, te admiran, te alaban, te
reconocen. Pero no te eligen a
ti. Eres maravillosa, de verdad, y te lo llegas a creer. Pero algo que ignoras
no te hace ser la persona seleccionada. Y solo intentas que alguien te diga el
qué. Con el miedo a que todo el mundo lo esté viendo menos tú. Y te desgarra de
nuevo el sutil y elegante rechazo que
la vida te regala una vez más.
Millones de sensaciones tristemente
cercanas, viejas conocidas, que vemos y vivimos cada día, en personas que
acogemos en nuestros brazos laborales buscando su sitio, pero también en
amigos, familiares, allegados, que en alguna de las facetas de su vida, no
están llegando, siendo, viviendo, sintiendo, marcando, alcanzando. Personas con almas al aire que
siguen, y seguimos, esperando
esperanza.
Foto: Cesar González
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