LAS
PERSONAS MALEDUCADAS
Las
personas que hacen mucho ruido.
La vecina que grita como forma habitual de
comunicación, el que pone la tele al 25 en un bloque de pisos creyendo que está
en la casa del pueblo sin nadie alrededor; los niños que juegan al balón en el
salón, que dan portazos cuando les dicen no, que saltan y patalean como si no
hubiera mañana porque a nadie le apetece bajarles a la calle, y pasan 24 horas
metidos en 70 metros cuadrados, con 8 años.
Las personas que se compran móviles de 500
euros pero auriculares de 2, y llevan la música tan alta a tu lado, que es casi
imposible no desear que le reviente el tímpano. Y encima a esos hay que darles
gracias de que al menos, hayan tenido el mínimo de civismo de ponerse cascos,
porque muchos otros llevan la música al aire, como un regalo que te hacen los
muy gilipollas, o señoras que en autobús se ponen a ver vídeos de la buena
suerte o escuchar audios de la sobrina sin miramiento ninguno y como si
estuvieran en su puta casa. Y a todo ellos, les llamas la atención, y la
maleducada eres tú. NO señora, NO niñato, precisamente lo que tengo es muy
buena educación por eso tu careto de palurdo sigue intacto.
Las
personas que huelen mal.
Personas que en pleno siglo 21, en
ciudades con agua corriente, no se duchan. Así de simple. Hueles mal cuando no
te duchas con regularidad, no lo dudes. También hueles mal si te duchas pero no
usas desodorante. También hueles mal si cuidas tu higiene corporal pero no tu
higiene textil: adivina, sí, tu ropa huele mal. Hay que lavarla. Sobre todo si
fumas. Si fumas, hueles mal a varios niveles: aliento, ropa y pelo, como
mínimo. Yo fumaba, y ahora sé que olía mal, porque cuando fumas no lo hueles,
pero es así, y es muy desagradable. Unas personas más que otras, evidentemente,
pero no me hables de cerca si acabas de fumar, por favor. Y el chicle de
clorofila mezclado con la nicotina previa revuelve el estómago, no creas que lo
solucionas: lo empeoras si cabe. Y lava la chaqueta o el abrigo, que es lo que
menos se lava y por lo tanto lo que acaba cogiendo un regustillo asqueroso. Y
tu coche si fumas en él, es nauseabundo, que lo sepas.
Los que fuman y además no se duchan,
tienen bonus track del asquerosismo. Y no falla que viajen en transporte
público, no te creas que van a apestar a pequeña escala, no, ahí que todo el mundo se entere de su
indeseable mérito.
Las
personas que no se callan.
Cállate, cállate un minuto por dios. Que
no pasa nada porque dos personas que se conocen no hablen. Ya está, hemos
coincidido de compañeros de bus y nos conocemos de vista, hola que tal, Y YA. Que no me tralles, que no hemos hablado
en la vida más de un minuto, y ahora parece que lo que la sepulvedana ha unido
que no lo separe nadie.
Tengo prisa, y te lo hago saber. Hay
gestos del lenguaje no verbal que todos entendemos, no me jodas. Pero tu
necesidad de cascar es mayor que las normas sociales, por lo visto. Y no te
callas, y ya no llego. Y sobre todo, que no me interesa una mierda todo el
rollo que estás soltando. Cállate anda. O te he dicho ya tres veces al teléfono
“bueno, pues nada” y eso, nada, dale que dale a la anécdota vacía.
No soy una maniática ni una amargada, que me lo he hecho mirar. Soy educada. Y tú, si te has sentido ofendido
o identificada con algo de lo anterior, lo eres menos. Háztelo mirar tú
también.
LAS
PERSONAS PODRIDAS
Las
podridas.
Podridas de aburrimiento interior, de
hambre de sueños, podridas de oscuridad. Podridas como las manzanas que siempre
acaban contagiando putrefacción al entorno.
Las que necesitan estar tramando algo
siempre, porque con naturalidad no encajarían en ningún sitio, vacías,
mediocres, envidiosas, sin luz, sin alma. Las que se creen una mente maestra y
lo único que hacen son argucias baratas para no ahogarse en su propia
insignificancia. Conato de personalidad poliédrica, intentando dar tantas caras como fueren necesarias. No es inteligencia, querida, es supervivencia de mercadillo.
La persona que el domingo a misa y el
lunes te pisa. Las que se les llena la boca con golpes de pecho, y en cuanto te
giras pareces estar en la casa de las dagas voladoras. Les come el miedo, y lo palían con más mierda. Estas si que son una estafa piramidal a sí mismas.
Las
consentidoras.
La asociación más habitual es la de
personas podridas con personas consentidoras. Es lo mejor para ambas, y lo peor
para el resto.
Las consentidoras suelen tornarse tal
cuando la asociación con alguna persona podrida les reporta un beneficio: se
comen marrones por ellas, son subordinados laborales que les sirven de
parapeto, el podrido les hace sentir superiores con sus artimañas cutres, ya
que en realidad, lo que son es obtusos. Hay de todo.
También se es persona consentidora por
simple resistencia al manejo de situaciones complicadas, con lo que se perpetua
la podredumbre por omisión de socorro. Se quedan esperando que se desintegre o
evapore la pudrición por arte de magia, lo cual solo consigue que se consolide
como forma de vida. Olé tú y tu permisividad.
LAS
BUENAS PERSONAS
Menos mal que ante tanta deshumanización,
siempre hay personas buenas, lindas de alma, limpias y en calma, que te
recuerdan que el mundo puede ser un lugar maravilloso si eliges bien la
compañía.
Personas que toman tu mano y entras en paz.
Que te sonríen desde el corazón e iluminan el día. Las personas que son
generosas, claras y sin dobleces. Que buscan el bien mayor, el bien común, el
bien, al fin y al cabo.
Que no entienden la satisfacción que se
puede hallar haciendo daño. Que antes se quiebran que infligir dolor.
Que son color sobre el blanco y pura luz
cuando hay negro. Que te acompañan a llorar y siempre recuerdas en el reír. Que
saben que esto, también pasará.
Personas que te miran y sientes que tienes
un hogar al que siempre volver.
Que si sufren sientes que es lo más
injusto del mundo. Que ni el viento la toque…
Que merecen ser tan felices como la
alegría que dan, la paz que transmiten. Que dan tranquilidad hasta sin querer,
y eso es lo que más falta hace.
Que saben perdonar a las maleducadas y las
podridas. Alma generosa, os admiro.
Que son Amor y Humor, la esencia de
existencia.
Gracias. Sois necesarias y hacéis al mundo
girar.
Maestras vitales de humanidad, no os rindáis por favor, os necesitamos
Buenas Personas.