Las que hacen
falta, las que más hacen falta, las necesarias y siempre necesarias, pero ahora
esenciales. Las almas que son piezas de un puzzle mágico, y no las que son puño
enfadado que arroja por los aires con su ira los fragmentos construidos.
Almas de visión
conjunta, central y periférica. Capaces de ver la imagen final, y no solo su
apariencia en la foto (esa no, saca otra…).
Almas sociales,
de construcción masiva. Edifican vidas con cimientos resquebrajados, desde sus
propias grietas, desde su a punto de demolición. Amianto en las venas, amor en
la intervención.
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Imagen de Michael Gaida en Pixabay |
Con el miedo a
mañana, como tú, con la inseguridad digital, como tú, con las niñas junto al
ordenador, casi como tú, con la mascarilla en el corazón y el miedo en el
cuerpo… como tú. Con la fuerza de un huracán vocacional. Con las ganas
de crear rumbos nuevos, para ti, la creatividad de dibujar otros mundos, para
ti; ingeniería de caminos, canales y puertos… hacia el empleo, hacia la vida,
hacia la nueva normalidad, para ti.
Almas generosas,
de construcción conjunta. Con visión global e individual, con amplitud
de miras, que trasciende telediarios y transforma terror en templanza. Que se
unen en cadena para llegar más lejos, más cerca, de ti.
Almas armadas hasta
las cejas de empatía, tan repetida, tan poderosa. Que lloran cuando no mira
nadie, que se agotan a media tarde, que recobran el aliento cuando subes otro
escalón. Almas sin tregua, sin restricción perimetral, que se expanden
hacia ti, por ti, para ti, desde ti. Almas por lo común, lo comunitario y la
comunidad.
Almas que suman,
que caminan en resolutivo, y no enrabietadas por colores ni gestores; que
abordan cada reto como un acertijo amoroso, que vibran hacia el encuentro
y no hacia la llorería.
Almas de deconstrucción
masiva. Fragmentando realidades, reorganizando materias primas emocionales,
creando nuevas estructuras de afrontamiento y
gestión.
Las almas que
inspiran, que unen, que bordan tu nombre con hilo de oro en los registros de
datos, que guardan tu secreto para susurrarte al oído en el momento que estés
preparada, que narran tu historia como ejemplo a quienes serán mañana historias
de ejemplo. Que entrelazan caminos de otras almas en búsqueda, tejiendo
redes de acompañamiento y fortaleza.
Almas por el
bien mayor. El que alcance a más gente, a más personas, aunque yo no sea
una de ellas.
Ánimas
crujientes, siempre como recién hechas, que huelen a sonrisa y a galletas de
coco. Que alimentan al alma de enfrente, que caminan a su lado, que respiran
profundo entre alma y alma, mirando sin ver un boli sobre la mesa como si fuera
el infinito. Coge aire, seguimos.
Son las almas
que aportan, que sugieren, que visualizan, aman, facilitan, proyectan, futurizan,
creen, crean, CONSTRUYEN.
Las que hacen
falta, las que más hacen falta, las necesarias y siempre necesarias, pero ahora
esenciales. Mas que en ningún otro momento, nos necesitamos en luz ALMAS
DE RECONSTRUCCIÓN MASIVA.